La Ley de Matrimonio Igualitario fue el resultado de una larga lucha de las diversas organizaciones sociales de nuestro país. El 15 de Julio del 2010 el Congreso de la Nación sancionó el derecho a que las personas del mismo sexo puedan oficializar de manera legal su unión. La sanción de la norma se promulgó en un contexto cultural, social y político que lo demandaba ya desde hace tiempo y ya era el momento de sancionarla.
En la formación del proyecto de la normativa se hablaba de “unión civil”, pero esto no significaba lo mismo que matrimonio, ya que esto implicaba un grado menor en lo jurídico. En las campañas sociales se llevaban carteles con la expresión “los mismos derechos con los mismos nombres”. Asimismo, se exigió la igualdad ante la ley, ya que representaba una ampliación de derechos.
Dentro de la cámara de senadores los votos fueron de 33 a favor, 27 en contra y 3 abstenciones. De esta manera, Argentina se convirtió en el décimo país en el mundo y el primero en América Latina en aprobar una ley con esta magnitud representativa.
Antes de dicha ley, las personas que querían casarse se presentaban ante un/a juez/a y por su dictamen tenían o no su aprobación. En la ciudad de Buenos Aires por ejemplo, se había aprobado la ley por unión civil en el 2002. Actualmente, son alrededor de 18 mil las parejas que han formalizado su relación sin la orden intermedia de un juez. Otro logro importante, también, fue la incorporación de la adopción por parte de parejas del mismo género.