En la Casa Rosada hay un tema que ya no está en agenda. Que es parte del pasado reciente. O eso pretenden. Para el Gobierno el escándalo que se generó por la filtración de la foto del cumpleaños de Fabiola Yáñez quedó sepultado después de las disculpas públicas de Alberto Fernández. “Es un tema cerrado”, advirtieron en el corazón de Balcarce 50.
Esa misma fue la idea que los principales referentes del Frente de Todos intentaron transmitir a lo largo del acto que se realizó en Avellaneda y que tuvo como objetivo cerrar las grietas internas, y otorgar un fuerte respaldo al Presidente en el tramo final previo a las PASO.
Pero el foco central se posicionó sobre Cristina Kirchner. La Vicepresidenta dijo la frase de la tarde y la que retumbó en todo el oficialismo. Fiel a su estilo, marcó la cancha con un extraño doble sentido. Fue directa pero dejó margen a la especulación. Parte de un estilo discursivo propio que despierta suspicacias en todos los rincones de la coalición.
“Alberto, tranquilo, poné orden en lo que tengas que poner orden, no te pongas nervioso y metele para adelante”, dijo la Vicepresidenta. En el oficialismo no hay dudas sobre a quiénes apuntó. La flecha crítica fue directo al corazón del entorno del Presidente, al que apuntan desde distintos sectores de la coalición por la filtración de la foto.
Más allá de las especulaciones que corren por las arterias peronistas, la gestualidad del acto fue contundente. Todos los sectores le dieron un fuerte apoyo a Alberto Fernández en medio del escándalo en el que quedó involucrado. Pusieron la cara y el cuerpo por él y por el Gobierno.
En definitiva, a ninguno le conviene que el Gobierno se debilite. Si pierden en las elecciones, perderán todos. Nadie podrá bajarse del barco. Por eso es mejor recorrer el camino de la unidad, muy conocido en el mundo peronista, para enfrentar las críticas y fortalecer la estructura oficialista mientras configuran un enemigo a quién golpear. En este caso, Juntos por el Cambio, sus referentes y su pasado.