Fue en Londres por Sida, en ese entonces una enfermedad mortal. El enojo por la traición de una ex pareja y la publicación de su vida íntima. La última aparición pública. La grabación del disco final de Queen. Los meses recluido en su casa. Su preocupación por no ser fotografiado. El testamento. Las versiones sobre los minutos previos al desenlace
El comunicado fue breve. Y contundente. No admitía segundas lecturas: “En virtud de las enorme atención que la prensa ha brindado al asunto en las últimas dos semanas, deseo confirmar que he dado positivo de HIV y que por lo tanto padezco de SIDA.
Los meses finales habían sido dolorosos pero serenos. Una larga despedida. El cantante sabía que el final era inevitable. Grabó hasta que no pudo más, se recluyó en su casa de Londres y se refugió en sus amigos más cercanos.
El 24 de noviembre de 1991, un día después de dar a conocer su enfermedad al mundo, de reconocer los rumores que circulaban hacía años, Freddie Mercury murió en su cama. Tenía, apenas, 45 años.