En la Argentina, el Día Nacional de Prevención del Suicidio fue declarado por la Cámara de Diputados de la Nación en 2010.
El suicidio constituye un problema de salud pública muy importante ya que provoca casi la mitad de todas las muertes violentas en el mundo y se traduce en cerca de un millón de víctimas al año. Actualmente es una de las tres principales causas de muerte en el mundo entre los jóvenes y adultos de 15 a 34 años y entre adultos mayores de más 60 años.
Por cada suicidio cometido, se llevan a cabo otros 20 intentos que terminan con graves lesiones, como hospitalizaciones y secuelas emocionales, tanto para el potencial suicida como para la familia y su entorno cercano.
En la Argentina hubo 3139 suicidios en 2016, de los cuales 2550 fueron de varones, según los datos más recientes de la Dirección de Estadísticas e Información en Salud (DEIS) del Ministerio de Salud. El grupo más vulnerable es entre los 15 y los 24 años, con un crecimiento del 50%en la última década.
El suicidio es un tema que produce sensaciones tan angustiosas que la comunidad entera suele mirar para otro lado, lo que provoca indiferencia y deja más solo al que sufre. Es una de las formas de morir más trágicas y dolorosas. A su vez provoca severas secuelas emocionales en su entorno socio- familiar.
Los factores de riesgo son las enfermedades mentales, principalmente la depresión, los trastornos bipolares, los trastornos por consumo de alcohol y sustancias y la violencia. El malestar social y económico es también un factor predisponente en estos casos.
El suicidio es un proceso, y en cualquier etapa es posible intervenir con prevención, cuya base es la escucha. Algunos indicadores o señales de alarma, que pueden dar las personas que atraviesan una situación de riesgo son, la retracción de los vínculos sociales, el aislamiento y también la irritabilidad con los más cercanos. Las alteraciones del sueño y la pérdida de deseo, así como otros signos de alarma son las reiteradas alusiones a la muerte, amenaza de suicidio o sentimiento de desesperanza. En ningún caso hay que banalizar el intento suicida.
También sabemos que, quien intenta suicidarse pretende acabar más bien con el dolor psicológico y no con la propia vida.
Todos estos datos no hacen más que reafirmar que la escucha atenta, comprensiva, compasiva y amorosa puede y debe ser nuestra principal herramienta en la prevención del suicidio.
La escucha es indispensable y las líneas telefónicas de atención son herramientas fundamentales para acompañar a las personas en esos momentos.