“Quiero anunciarles que el Gobierno de la Argentina ha llegado a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional”. Así comenzó el presidente Alberto Fernández su mensaje grabado desde la residencia de Olivos sobre el entendimiento al que se llegó con el organismo internacional. Fue en la mañana de hoy, tras una jornada de frenéticas reuniones entre las más altas esferas de la alianza de Gobierno y el ministro de Economía, Martín Guzmán, junto a las autoridades del organismo internacional de crédito. Argentina tiene una deuda de 44 mil millones de dólares, cuyo principal vencimiento comenzaba en marzo próximo.
Fernández aseguró que el acuerdo no dispone “saltos devaluatorios” y se mostró optimista porque “no restringe, no limita ni condiciona, los derechos de nuestros jubilados que recuperamos en el año 2020. No nos obliga a una reforma laboral. Promueve nuestra inversión en obra pública. No nos impone llegar a un déficit cero”. Tras lo que pidió al Congreso que “apoye” el convenio.
Después del mensaje presidencial Guzmán y el jefe de Gabinete, Juan Manzur, brindarán una conferencia en el Ministerio de Economía donde precisarán los detalles del acuerdo.
En forma casi simultánea, en Washington el board del Fondo Monetario Internacional analizará el caso argentino en una reunión especial convocada para tal fin.
En su mensaje, de cinco minutos, Fernández afirmó que el pacto “no impacta en los servicios públicos, no relega nuestro gasto social y respeta nuestros planes de inversión en ciencia y tecnología”. Y aseguró que, “además, vamos a poder acceder a nuevos financiamientos, precisamente, porque este acuerdo existe”. Fue entonces cuando afirmó que: “Este entendimiento prevé sostener la recuperación económica ya iniciada. Prevé que no habrá caída del gasto real y sí un aumento en la inversión de obra pública del Gobierno Nacional. Tampoco dispone saltos devaluatorios”.
El Presidente no brindó precisiones sobre los alcances del acuerdo, y se limitó a plantear todas las supuestas conquistas logradas en las largas negociaciones con el staff técnico del FMI.
“Sufríamos un problema, y ahora tenemos una solución”, planteó y luego agregó: “Sin acuerdo, no teníamos un horizonte de futuro” y que “con este acuerdo, podemos ordenar el presente y construir un futuro”. Tras lo que consideró que, “en comparación con otros anteriores que la Argentina firmó -y es bueno recordarlo- este acuerdo no contempla restricciones que posterguen nuestro desarrollo”.
Luego consignó que, “sin el acuerdo, las posibilidades comerciales económicas y de financiación que nuestra Nación necesita estarían seriamente limitadas”. E insistió en que: “Este acuerdo no nos condiciona” y lo describió como que estaba “basado en la confianza del mundo en nuestras capacidades. Tenemos que crecer para poder pagar. De otro modo no era posible, y tampoco lo será”.
La definición del acuerdo se produjo en coincidencia con el vencimiento de un pago de 731 millones de dólares que se producía hoy y que forzó al Gobierno a adelantar gestiones para garantizarse algún mecanismo de devolución en el marco de un entendimiento general.
“Teníamos una deuda impagable que nos dejaba sin presente ni futuro y ahora tenemos un acuerdo razonable que nos va a permitir crecer y cumplir con nuestras obligaciones a través de nuestro crecimiento”, mencionó en otro de los tramos. Al tiempo que prometió “la senda de ordenar las cuentas públicas sin condicionar nuestras políticas de justicia social”.
Fue entonces que manifestó “confianza en las líneas generales de este acuerdo que elevaré al Congreso de la Nación para su consideración”. Tras lo que apuntó: “Necesitamos que apoyen este convenio y apelo así al compromiso nacional de todos y todas”.
Fernández además aludió, aunque sin nombrarlo, a su antecesor, Mauricio Macri, quien gobernaba cuando se tomó la deuda, al afirmar que: “La historia juzgará quién hizo qué. Quién creo un problema y quién lo resolvió”.