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Cuatro chicas murieron abrazadas en el incendio de una comisaría en Tucumán

Las familias de las víctimas se movilizaron para pedir justicia y denunciaron que las abandonaron y las dejaron morir.

Cuatro chicas murieron abrazadas en el incendio de una comisaría en Tucumán

Micaela Rocío Mendoza, María José Saravia, Macarena Maylen Salinas y Yanet Yaqueline Santillán son las cuatro chicas que estaban presas y fallecieron por el incendio que se desató en la Brigada Femenina de Concepción, Tucumán.

“Mi hija no era un perro. Las cuatro murieron abrazadas. ¿Cómo puede ser que los policías que estaban a siete metros de la celda no hayan escuchado nada ni salido a llamar a los Bomberos? Las dejaron morir”, lamentó Virginia Santana, madre de Micaela.

El incendio en la comisaría también dejó a siete policías heridos y, según la versión oficial, una de las víctimas fatales fue quien habría iniciado el fuego de manera accidental cuando rompió el foco de la celda luego de que uno de los guardias le negara una hoja de afeitar.

Los medios locales señalaron que la Brigada Femenina es un edificio que no estaba preparado para albergar a mujeres detenidas. Luego de la tragedia se supo que las víctimas fatales llevaban varios meses reclamando ser trasladadas a la cárcel.

De hecho, Micaela Rocío Mendoza había recibido una pena de 5 años de prisión por robar un celular y como la cárcel estaba llena terminó en esa comisaría de la ciudad tucumana de Concepción.

 

“Vivían en una celda de 3x3 metros. Dormían en el piso, en unos colchones sucios. No tenían cocina, tampoco podían estudiar, ni trabajar, ni hacer actividades de recreación. Por eso, y por las condiciones de detención, pedían el traslado”, remarcó la mamá de Micaela.

Además, la mujer contó que jamás imaginó que su hija podía llegar a morir de esa manera y pidió que se haga justicia y se lamentó: “Cuando la detuvieron pesaba 40 kilos y ahora estaba en 69. El día que la metieron presa sentí tranquilidad porque la droga la había arruinado. Por eso varias veces fui a la Policía a pedir que la detuvieran. Creía que en una comisaría no le podría pasar nada malo”.

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